





PARA TODOS LOS PÚBLICOS. Queremos un museo accesible, comprensible y atractivo para todas las edades y procedencias socioculturales. Un espacio que se vive como una experiencia de participación en la que cualquier ciudadano pone a prueba sus herramientas cognitivas compartidas y disfruta de este episodio museístico, como si jugase a un juego, practicase un deporte o visitase un centro de ocio. Creemos que el éxito de este Museo, como “Escuela de Prevención” pasa por captar un número importante de visitantes al año y por enrolarlos en proceso perceptivo que resulte memorizable e intenso. Para todo ello queremos apoyarnos en la propia naturaleza del fuego como fenómeno. Éste proporciona posibilidades especialmente intensas en términos de estimulación sensorial y generación de escenas biográficamente memorables.
EN CONSTRUCCIÓN. Defendemos la arquitectura nunca debe entenderse como un objeto acabado. Después de la reciente intervención en el Convento de Mínimos de la Victoria, la edificación histórica ha cobrado una nueva vida y se ha habilitado para ella un nuevo destino “respetando la estructura original y ensalzando los restos conservados”. La intervención museológica objeto de la presente propuesta, de nuevo, se entiende como una capa posada o superpuesta sobre los espacios existentes. Dicha adición pretende ser extraordinariamente respetuosa con el espacio original y con su rehabilitación y configurar una guía para su visita en una relación que prima la transparencia. Nuestros espacios son concebidos como entornos que permiten la interacción, la redefinición y el cambio constante. La arquitectura se dispone como un andamio para la experiencia y el uso con un gusto por una construcción desnuda, sin recubrimientos ni acabados que la oculten y que permite entender en su rotundidad la técnica que le confiere presencia y utilidad
DE LA PINACOTECA AL SPA. Así pues, estas dos máximas de acercar el museo a una experiencia recreativa y perceptivamente vigorosa y de entender el entorno construido como un proceso en construcción y modificación constante, nos permitirían afirmar que necesitamos trasformar la institución museística en algo a medio camino entre la Pinacoteca del XVIII y un Spa. Es decir, necesitamos trasmitir un corpus de conocimiento legible y relevante y, a la vez, estimular el cuerpo completo del espectador para que los mensajes se incorporen a través de sus cinco sentidos y resulten una experiencia memorable. La arquitectura de nuestra propuesta museológica es al rehabilitado Convento de Mínimos de la Victoria lo que el agua es al Spa. Se organiza como un fluido continuo y recorrible que ordena las experiencias perceptivas garantizando una estimulación máxima. Este fluido envuelve a cada una de las piezas expuestas construyendo un ambiente sensorial a su alrededor. En este entorno, las piezas de esa “colección permanente del museo que está integrada por piezas muy heterogéneas” dejan de ser piezas solo esmeradamente coleccionadas para recobrar su vida y su sentido funcional. La intervención, por tanto, pretende rodear a cada pieza de una reconstrucción de la actividad que habitualmente la rodearía en acción e imbuir al observador mediante su enrolamiento sensorial en esa acción.
morula collective: Alejandro Londoño, Álvaro Aparicio, Carlos García, Diego Blasco, Gonzalo del Val, Gustavo Pérez, Iker López, Iñigo Machimbarrena