


Lo aparentemente residual, como fuera la ventilación del metro, pertenece a esta categoría de vacíos urbanos. Constituye -sin saberlo- un paisaje invisible, pero paradójicamente colmado de cotidianidad, generador de acciones y fenómenos dinámicos: Marilyn juega a sujetarse la falda sobre una de estas rejillas, el niño se asombra con el chorro de aire invisible... Para muchos podría ser un espacio desaprovechado e inquietante, pero no todos ven esto como un espacio residual. Vagabundos y prostitutas se resguardan del frío en el tibio calor que se desprende, guarecidos en este microclima urbano y secreto.
Es en este sustrato de sucesos urbanos, donde empezará a germinar la acción. Cientos de papelitos crecen en la trama metálica, alimentándose del calor y el aire que emana. Esta delicada planta, adaptada a desarrollarse en este ambiente hostil, crea un manto verde dotado de vida. Pero es temporal, pues, cuando la rejilla de ventilación ha dejado de emitir los nutrientes vitales -aire, calor-, el jardín se desvanece; se ve desprovisto de vida.
Es aquí donde se realiza la acción: caminar por la rejilla cuando la ventilación se ponga en marcha y sentir, en la superficie, la ventolera cálida que azota el jardín, cobrando de nuevo vida. El ciudadano asiste así a un asombroso acontecimiento de la naturaleza urbana.
morula collective: Alejandro Londoño, Diego Blasco, Gonzalo del Val